martes, 6 de febrero de 2018

El pasado 1 de febrero tuve el placer de presentar en EAE Business School, acompañado por el Decano Josep Mª Altarriba y por Javier Crespo, Director de programas Hr & Talent , mi libro "Cómo aumentar salarios sin pagar +€uros".
Como muy bien apuntó Javier, aunque el título puede invitar a pensar que el contenido es una estrategia empresarial para reducir sueldos, nada más lejos de su intención.
El libro está más bien centrado en la forma de establecer salarios "higiénicos" acompañados de mucha "Compensación", no económica pero tanto o más importante".

Trasladando casi literalmente uno de los primeros capítulos : 
Cuando planteamos esquemas retributivos basados en los parámetros clásicos de retribuciones fijas , variables , comisiones , primas o bonos , en el mejor de los casos ligados a objetivos y a una cultura de la evaluación del desempeño, nos estamos olvidando elementos tan fundamentales como el estar bien liderados, tener información sobre la empresa, saber perfectamente que se espera de nosotros, entender muy bien nuestro rol y la propia organización, tener perspectivas de futuro (lo que llamamos plan de carrera), trabajar en unas condiciones adecuadas de entorno, de horarios y medios y también de algo tan fundamental como sintonizar con los valores de la compañía.
Los que estamos cerca de este mundo de las retribuciones y además tenemos el privilegio de estar en contacto con universitarios a punto de entrar en las empresas, podemos constatar, y así lo hago, que esa constelación de elementos no dinerarios están ocupando un espacio cada vez más importante y creando expectativas a la hora de acceder a un puesto de trabajo.
También hay que considerar que la profunda crisis, quizas algo superada, enmascara esa tendencia por el hecho de que los jóvenes se han visto obligados, por necesidad, a ser menos exigentes en muchos aspectos y a conformarse con lo que había. 
La tendencia sin embargo,  me parece imparable.
Nos preguntamos a menudo si las empresas pagan poco o mucho y mi respuesta habitual es que, muchas veces, lo que pagan es “mal”.
Y ¿qué entenderíamos por “pagar bien”?
La verdad es que si nos limitamos al territorio conocido de las remuneraciones: fijas, variables, extra salariales o bonos, hay que decir que todos esos elementos son necesarios, pero no suficientes.
Para responder de manera adecuada debemos razonar en términos de Compensación Total, expresión que aglutina toda una serie de actuaciones y maneras de hacer en distintos ámbitos, que configuran el paquete retributivo.
También es verdad que la mayoría de las veces uno/a no sabe mucho de eso antes de incorporarse a un nuevo puesto de trabajo o a una nueva empresa. Es después que lo disfruta o lo padece.
La Compensación Total es la clave para una etapa profesional positiva y fructífera evitando un paso triste y efímero por un puesto de trabajo.
El concepto “Retribución Total” tiene que ver con aquellas compensaciones, a veces más importantes incluso que las estrictamente económicas, que hacen distinto o mejor un puesto de trabajo, consiguiendo que tengamos ganas de  llegar por la mañana a nuestro puesto para saludar a los compañeros, sumar nuestra contribución al esfuerzo común y participar de la vida y los resultados de la empresa.
Conseguir Implicación, compromiso o ilusión, tiene que ver con el liderazgo, porque no es lo mismo tener un jefe que delega que otro que no. Que explica y comunica la visión o que nos lleva a lo desconocido. Que hace crecer a su equipo y se rodea de los mejores o que se rodea de mediocres para parecer mejor. Que nos deja hacer la tortilla o solamente llevarle los huevos la sartén y el aceite.
Tiene que ver con lo que la “empresa” se ocupa de nosotros, de nuestra formación, de nuestra carrera, de nuestras condiciones de trabajo, de darnos lo medios necesarios para poder realizar bien nuestra labor.
Tiene que ver con la flexibilidad o rigidez de los horarios de trabajo, de las jornadas laborales, de cómo disfrutar las vacaciones. De disfrutarlas incluso, a veces.
Tiene que ver con la política de comunicación de la empresa, de la información compartida u oculta, de la claridad en las exposiciones, del rigor de las cifras, del compartir las ideas, del nivel de participación.
Tiene que ver con los valores de la empresa, que normalmente coincidirán con los de sus dirigentes que a su vez coinciden, porque si no están fuera, con los de los accionistas. Valores que podemos o no compartir y que en este último supuesto van a ser difícilmente soportables para cualquier empleado/a o colaborador honesto, íntegro y consecuente con sus ideas.
Tiene que ver con la propia organización, con los roles, con lo que se espera de mí.
Con que entre todos hagamos todo pero que quede también muy claro quién hace qué. Lo que llamamos trabajo en equipo.
Debemos conseguir que los equipos “formales”,  porque les ha tocado trabajar juntos, se conviertan en equipos “informales”, con total complicidad en el buen sentido. Como los amigos del barrio que se juntan para derrotar al barrio vecino. Nadie los ha puesto ahí, están porque quieren estar y están a gusto entre ellos. Esos equipos informales son imbatibles.
Tiene que ver con  la existencia de procesos, de procedimientos, de normas, de criterios. Es importante saber qué pasa si...? porque cuando los límites y las consecuencias están claras, el estrés baja, las capacidades se despliegan y el rendimiento aumenta.
Tiene que ver con la felicidad en el puesto de trabajo, que es imposible sin un buen clima, sin una organización que se ocupe de las personas, que anime y provoque que pasen cosas en el terreno de la relación, del trabajo en equipo, de la búsqueda constante de la mejora continua en calidad, en seguridad, en producción.
Tiene que ver con la política de la empresa en temas como el reconocimiento de las aportaciones extraordinarias en innovación de producto o mejora de procesos. 
Tiene que ver con que alguien se ocupe de que nos gusten nuestros productos. De que disfrutemos fabricándolos o vendiéndolos. Como decía un directivo de SOLVIA con el que coincidimos en una presentación en PIMEC sobre estos temas, “es mucho más interesante y apasionante vender hogares que pisos, aunque parezca lo mismo”.
Y finalmente, tiene que ver con la sostenibilidad porque no puede ser de otra forma si queremos que nuestro proyecto perdure en el tiempo.
saludos
Francesc

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