Cada año, cuando se acerca el 8 de marzo actualizamos el estudio salarial que analiza las diferencias entre hombres y mujeres en nuestro país en materia retributiva.Lamentablemente seguimos constatando que la diferencia existe y sigue siendo significativa.
El año pasado observamos un pequeño acercamiento que nos hizo pensar que las cosas empezaban a cambiar pero solo fue un efecto estadístico causado por el impacto de una bajada generalizada con mayor efecto en los salarios masculinos que redujo la diferencia del 16,5 % al 12%.
La última actualización arroja un resultado del 17,3% para las mujeres directivas respecto a los hombres y es en ese colectivo donde más se acusa la diferencia ya que para mandos intermedios y empleados las diferencias que encontramos se sitúan entre un 10 y un 15%.
Estos resultados nos hacen reflexionar : Por qué se dan estas diferencias tan acusadas entre los salarios de hombres y mujeres?
Afortunadamente no es así en todos los casos ya que esta semana cuando envié el estudio a todos mis contactos recibí algunos mails diciéndome que en su empresa eso no pasaba, y me alegro porque eso nos ayuda a “entender” porque en algunas empresas si y en otras no?
Antes que nada digamos que nuestra sociedad es un poco perversa y generadora de sentimientos injustos y contradictorios y os pongo un ejemplo: Hace un par de años ESADE hizo una encuesta a los estudiantes de último curso de MBA preguntándoles cuáles eran sus expectativas salariales. Estamos hablando de estudiantes ya prácticamente licenciados, algunos de ellos/ellas ya con algo de experiencia práctica laboral. El resultado fue que las expectativas femeninas eran inferiores a las masculinas. Fue un golpe y una sorpresa a la vez.
El propio efecto de constatar que las empresas remuneran mejor a los hombres crea una especie de recurrencia mental respecto a que eso debe ser así o por lo menos, que no lo podemos cambiar y de ahí se pasa a una especie de justificación basada en la mayor necesidad de conciliación femenina u otras consideraciones que no nos dejan ser objetivos respecto al tema.
Antes que nada digamos que nuestra sociedad es un poco perversa y generadora de sentimientos injustos y contradictorios y os pongo un ejemplo: Hace un par de años ESADE hizo una encuesta a los estudiantes de último curso de MBA preguntándoles cuáles eran sus expectativas salariales. Estamos hablando de estudiantes ya prácticamente licenciados, algunos de ellos/ellas ya con algo de experiencia práctica laboral. El resultado fue que las expectativas femeninas eran inferiores a las masculinas. Fue un golpe y una sorpresa a la vez.
El propio efecto de constatar que las empresas remuneran mejor a los hombres crea una especie de recurrencia mental respecto a que eso debe ser así o por lo menos, que no lo podemos cambiar y de ahí se pasa a una especie de justificación basada en la mayor necesidad de conciliación femenina u otras consideraciones que no nos dejan ser objetivos respecto al tema.
- Nuestras directivas están incluso mejor formadas que sus colegas masculinos, lo cual añade leña al fuego de la discriminación
- Las empresas que no practican esta discriminación salarial por motivo de género son las empresas más profesionalizadas en el más amplio sentido de la palabra. No tiene nada que ver con que sean grandes o pequeñas, familiares o multinacionales.
Cuando la profesionalización llega al terreno de los salarios cada uno tiene el salario que se corresponde con su puesto, que no es femenino ni masculino. Existe un sistema de evaluación del desempeño que tiene mucho que ver con “cómo” se hacen las cosas y los resultados.El “qué” se hace? , las funciones propias del puesto, nos marcan un salario de referencia igual para todos los que desempeñan la misma labor , pero el “cómo” se hace?, ligado a una retribución variable, marca las diferencias y elimina el problema del “café para todos”, origen de muchos males de la empresa.
Existen empresarios que practican la igualdad por convencimiento y llevan a cabo su propia cruzada. Son gente educada en los valores, el respeto y tienen profundas convicciones que les llevan a actuar de esta forma, pero no podemos confiar únicamente en esto.
La Equidad Externa, la Equidad Interna, la Dirección por Objetivos y la Evaluación del Desempeño son las “armas” que tenemos para asegurar la competitividad de nuestras empresas, alinear a las personas de la organización con los objetivos estratégicos, retener a los mejores, asegurar un buen clima que se trasmitirá a nuestros clientes y además nos servirá para eliminar las injustas desigualdades que se dan en materia salarial por razón de género.
Existen empresarios que practican la igualdad por convencimiento y llevan a cabo su propia cruzada. Son gente educada en los valores, el respeto y tienen profundas convicciones que les llevan a actuar de esta forma, pero no podemos confiar únicamente en esto.
La Equidad Externa, la Equidad Interna, la Dirección por Objetivos y la Evaluación del Desempeño son las “armas” que tenemos para asegurar la competitividad de nuestras empresas, alinear a las personas de la organización con los objetivos estratégicos, retener a los mejores, asegurar un buen clima que se trasmitirá a nuestros clientes y además nos servirá para eliminar las injustas desigualdades que se dan en materia salarial por razón de género.
Profesionalización es la palabra.
Saludos
Francesc
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