Todo eso es necesario, incluso imprescindible, pero ...no es
suficiente.
Para responder de manera adecuada deberíamos razonar en
términos de Compensación Total.
Esta es la expresión que aglutina toda una serie de actuaciones
en distintos ámbitos que realmente configuran el paquete retributivo, aunque la
mayoría de las veces uno/a no lo sabe antes de incorporarse a un nuevo puesto
de trabajo o a una nueva empresa. Es después que lo disfruta o lo padece. Es la
clave para el inicio de una etapa profesional positiva y fructífera o el origen de un paso triste
y efímero por un puesto de trabajo.
El concepto Retribución Total tiene que ver con aquellas
compensaciones, a veces más importantes incluso que las estrictamente
económicas, que hacen distinto o mejor un puesto de trabajo, consiguiendo
aquello tan fundamental como es que cada empleado o colaborador “tenga ganas”
de llegar por la mañana a su puesto para saludar a sus compañeros, sumar su
contribución al esfuerzo común y participar de la vida y los resultados de la
empresa.
Implicación, compromiso, ilusión.
Cada vez es más importante ese “paquete” retributivo que:
̵ Tiene que ver con el liderazgo,
porque no es lo mismo tener un jefe que delega que otro que no. Que explica y
comunica la visión o que nos lleva a lo desconocido. Que hace crecer a su
equipo y se rodea de los mejores o que se rodea de mediocres para parecer
mejor. Que nos deja hacer la tortilla o solamente llevarle los huevos la sartén
y el aceite.
̵ Tiene que ver con lo que la “empresa”
se ocupa de nosotros, de nuestra formación, de nuestra carrera, de nuestras condiciones
de trabajo, de darnos lo medios necesarios para poder realizar bien nuestra
labor.
̵ Tiene que ver con la flexibilidad
o rigidez de los horarios de trabajo, de las jornadas laborales, de cómo
disfrutar las vacaciones. De disfrutarlas incluso, a veces.
̵ Tiene que ver con la política de comunicación
de la empresa, de la información compartida u oculta, de la claridad en las
exposiciones, del rigor de las cifras, del compartir las ideas, del nivel de
participación.
̵ Tiene que ver con los valores de
la empresa, que normalmente coincidirán con los de sus dirigentes que a su vez
coinciden, porque si no están fuera, con los de los accionistas. Valores que
podemos o no compartir y que en este último supuesto van a ser difícilmente
soportables para cualquier empleado/a o colaborador honesto, integro y
consecuente con sus ideas.
̵ Tiene que ver con la propia organización.
Los roles. El que esperan de mi? No solamente qué quieren que haga? Que esté
claro quién hace qué y no que entre todos hacemos todo pero no se sabe bien bien
quién hace qué?
̵ Tiene que ver con la existencia de procesos, de procedimientos,
de normas, de criterios. Es importante saber qué pasa si...? porque cuando los límites
y las consecuencias están claras, el estrés baja, las capacidades se despliegan
y el rendimiento aumenta.
̵ Tiene que ver con la felicidad en
el puesto de trabajo, que es imposible sin un buen clima, sin una organización
que se ocupe de las personas, que anime y provoque que pasen cosas en el
terreno de la relación, del trabajo en equipo, de la búsqueda constante de la
mejora continua en Calidad, en seguridad, en producción.
̵ Tiene que ver con la política de la
empresa en temas como la compensación de las aportaciones extraordinarias en innovación
de producto o mejora de procesos. Asignatura ésta tan pendiente en nuestro país,
que, hace solo seis días y por primera vez, un ingeniero luchador de estos
temas, Gian LLuis Ribechini ha sido citado en el congreso de los diputados para
explicar de qué va “esta cosa” de compensar por innovar, cosa que ya han
descubierto hace tiempo países como china, Corea o Kazakstán.
̵ Tiene que ver con que alguien se
ocupe de que nos gusten nuestros productos. De que disfrutemos fabricándolos o
vendiéndolos. Como decía un directivo de SOLVIA con el que coincidimos hace
unos días en una presentación en PIMEC sobre estos temas, es mucho más
interesante y apasionante vender “hogares” que pisos, aunque parezca lo mismo.
̵ ...
̵ Y después de todo esto, finalmente,
tiene que ver con la compensación, que además de competitiva y equitativa debe
ser sostenible.
̵ La competitividad la medimos
comparando con datos salariales del mercado en nuestro sector, tamaño de empresa,
antigüedad etc. La equidad la aseguramos por medio de la valoración de puestos
de trabajo, pero la sostenibilidad solo la garantizamos cuando además de unos salarios
de mercado y equitativos, aseguramos todo lo demás, que muchas veces es casi gratis.
Saludos
Francesc
Enhorabuena por el artículo. Muy ameno, y sobretodo lleno de razón. No puedo estar más de acuerdo contigo.
ResponderEliminarUn saludo,
el lector