Acabo de ver una entrevista al entrenador del Barça en la que me ha
parecido estar presenciando una lección magistral de estrategia de management
cuando al preguntarle el periodista cómo mentaliza a sus hombres de cara a
conseguir resultados, Luis Enrique ha respondido que no se obsesionan con los goles
ni con ganar sino que se centran en hacer lo que hay que hacer, en el
convencimiento de que si lo hacen, los resultados llegaran.
Una buenísima respuesta que coincide con lo que muchos preconizan que hay
que hacer en sus empresas.
Hace poco hablábamos del tecno manager en el sentido de la necesidad de
gestionar desde el rigor de las cifras sin despreciar en absoluto la posibilidad
de alguna genialidad pero sin contar con ella.
Y es que está bien focalizarse al resultado, lo hemos repetido hasta la
saciedad, pero los tiempos están cambiando. Muchas de las cosas que valían hasta
hoy han dejado de tener sentido o funcionan menos y como podemos leer en un
artículo de Trias de Bes en la Vanguardia ayer, las empresas, los conceptos y
el marketing se han vuelto líquidos, tanto que es posible que un chef de
estrella Michelin anuncie una hamburguesa de Mc Donalds o que un ex ministro
nos envíe un mensaje de IKEA.
Resultado, resultado, resultado. Nos habíamos obsesionado con esto, con los
Objetivos, con el final, desatendiendo un poco aquellas prácticas o aquellos
objetivos intermedios que son los que verdaderamente nos llevarán al objetivo
final.
Cuando hablábamos, por ejemplo, de la red comercial, era normal, o lo era
hasta ahora, que los incentivos y primas estuvieran relacionados con las ventas.
Vamos que, al final si vendes cobras y si no vendes no.
Ya no vale. Hay que cambiar para asegurar que nuestros vendedores, como los
jugadores de Luis Enrique, hacen lo que tienen que hacer y estamos convencidos
de que de esta forma llegaran verdaderamente los resultados, es más, mejores
resultados; mucho mejores diría yo.
Significa eso que hay que dejar de incentivar la venta?, en absoluto, no
pienso eso, pero si pienso y somos muchos, que “también” hay que incentivar y
primar las visitas a clientes, el conseguir clientes nuevos, vender los
productos más difíciles pero con mejor margen para la empresa, el número de
llamadas de prospección, el número de presupuestos presentados, las operaciones
“cerradas, el número de visitas por día, la rentabilidad de las operaciones contratadas,
conseguir mejores días de cobro, el volumen de impagados o la cantidad de
reclamaciones.
Afortunadamente cada vez es más fácil disponer de estas informaciones
porque los medios que utilizamos nos permiten, sin gran esfuerzo, conocer todas
estas cosas y pilotar fácilmente todos estos factores que no son más que los
verdaderos KPI de la red de ventas en su conjunto o a título individual.
Siempre hemos dicho que en las empresas se premia el resultado y no el
esfuerzo, que eso es cosa de cuando somos niños, pero, aunque en parte sigue
siendo cierto, no nos obsesionemos con el gol, porque si no seguimos al pie de
la letra la estrategia y el procedimiento ... no vamos a meter ninguno.
Saludos
Francesc
Totalmente cierto lo que nos presentas Francesc, pero hasta la fecha no puesto en práctica, al menos, en la mayoría de empresas de este país.
ResponderEliminarEl esfuerzo y trabajo diario bien planificado y seguido sin desfallecer nos lleva a conseguir los objetivos a largo plazo, y es ahí donde radican las claves. Primero de todo en marcar una estrategia clara y alcanzable para las labores diarias, así como objetivos a corto y medio plazo no de resultados/ventas sino de tareas, desafiantes a la vez que alcanzables.
Cambiar las estrategias no es fácil pero en nuestras manos está.
Salut, dVp