lunes, 18 de julio de 2016

Trabajo y Felicidad - Cambio de Paradigma

Es cada vez más frecuente, cuando nos encontramos en medio de procesos de selección, entrevistar personas que están tan preocupadas por las condiciones de trabajo, el ambiente, las perspectivas de futuro, de quien será su jefe, o simplemente del horario, como del salario propiamente dicho.
Algo está pasando cuando alguno de estos factores nos hace decidir por uno u otro empleo independientemente de las condiciones económicas. Para mí algo bueno, venga de donde venga.
Los profesionales con un largo recorrido ya, sobre todo si hemos tenido algunas responsabilidades, nos hemos llegado a creer que no había otra forma de trabajar que el “darlo todo”. Sigo pensando que hay que comprometerse al cien por cien con la empresa y con el proyecto si queremos tener éxito, pero seguramente hay otras formas mejores que entender el “darlo todo” que no sea mantener tres reuniones en un día en tres países distintos o renunciar a nuestras vacaciones por cualquier motivo… seguro muy importante...
Recuerdo un día en que tuve una reunión en Paris con un alto directivo que abandonó el hospital en Beauvois, con drenajes por todo el cuerpo y otros aparatosos artilugios médicos para ingresarse de nuevo por la noche. Era una reunión importante pero en realidad nada era más importante que su salud, puesta en riesgo en un derroche de entrega innecesaria.
Este era y es, además, uno de mis mejores amigos, que aprecio y me alegro de que su salud esté perfecta, pero no hacía falta. Ni como ejemplo a seguir.
Si una empresa basa su éxito en un esfuerzo de sus empleados más allá de lo razonable, tiene seguramente otros problemas que debe resolver si quiere ser sostenible. Este no era el caso de mi empresa entonces, pero si era la mentalidad equivocada de mi amigo.
Siguiendo con los factores de valoración de un empleo, estoy seguro de que este cambio de paradigma se ha visto ralentizado en gran medida por la precariedad y la crisis, que en muchos casos no ha permitido dar salida a estos valores por la baja cantidad y calidad de la oferta y la necesidad de “agarrarse” al único empleo disponible a nuestro alcance o simplemente de mantener el actual aunque no colmara plenamente nuestras aspiraciones en materia de “felicidad”.
En cualquier caso, se ve claramente que las nuevas generaciones están valorando otras cosas además del salario y esto es bueno. No hay nada peor que encontrarte al final de tu vida “laboral” con un enorme vacío al perder aquello que llenaba el cien por cien de tu vida.
Es imprescindible tener una vida al margen del trabajo y eso no necesariamente implica falta de compromiso ni entrega. Ese es el cliché que hay que vencer para dar un paso adelante en el estado del bienestar en lo que al trabajo se refiere.

Saludos.

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