miércoles, 26 de junio de 2019

Empresas "liberadas"

Recientemente ha llegado a mis manos el libro de Brian M. Carney y Isaac Getz: Freedom, Inc., y, aparte de que me ha hecho pensar muchísimo, es el motivo de las reflexiones que quiero expresar en este post pre-veraniego, y es que cuando llega San Juan y se van acabando los “masters”, por aquí, ya casi es verano “oficial”.
C. y G. hablan de empresas liberadas, que en definitiva es como hablar de “empleados” liberados, como contrapunto y antípodas de (cito literal de la página 13)  “… la división jerarquizada del trabajo, de los procedimientos estandarizados de producción, la cadena de mando, los sistemas de gestión y de control...". Y yo añadiría, las normas y más normas para cualquier cosa.

Estas empresas “liberadas” son las que utilizan herramientas tan poderosas como la autogestión, la confianza, la transparencia, la responsabilidad y la iniciativa individual, la libertad o el compromiso.
Como sabéis siempre digo que si sembramos confianza recogeremos compromiso… en general y que la Compensación Total, incluyendo todos aquellos salarios que no son euros pero que hacen más apetecible y confortable un puesto de trabajo, es una verdadera forma de dirigir donde las personas están en el centro y sus capacidades se desarrollan al máximo por el efecto mágico de ese compromiso con la organización.
Así que como podéis imaginar, en la página 2 ya me tenían “enganchado”, y no solo por las ideas que he comentado sino porque acto seguido aparece la idea del “why” frente a la del “how” o el “what”.

Este es otro de los paradigmas imprescindibles para poder motivar a nuestro equipo y fidelizar a nuestros clientes. Empresas del “porque” hacemos lo que hacemos, frente a empresas clásicas del “cómo” hacemos las cosas y “qué” cosas hacemos. Y cuando hablamos del “why” recuerdo aquella frase de Simón Sinek cuando habla de su círculo dorado, preguntándonos porque tiene sentido que nos levantemos cada mañana para realizar nuestro trabajo y a quien debería importarle. Una frase que hace pensar.

Las empresas liberadas tienen muy claro porque hacen lo que hacen y eso es mucho más importante que el “qué” o el “cómo”.
Como dice Sinek, ese es el éxito de empresas como APPLE cuyo éxito radica en lo que cree y en su vocación para cambiar y facilitar la vida de las personas. En ese escenario nos da igual comprar un IPOD, un IPAD o un MAC. Estamos comprando un concepto, un “porqué”, y no estoy en este caso diciendo que APPLE sea una empresa liberada, pero sí que sus directivos, sus empleados y sus clientes tienen una especie de religión común: el Why. El porqué están ahí.
Cuando conseguimos que todos en nuestra empresa se muevan por el why, las cosas cambian.

Debo confesar que algunas ideas del libro de Carney y Getz, me parecen sinceramente muy avanzadas para la mentalidad de la mayoría de las empresas que conozco, sin embargo creo que es nuestra obligación plantear retos en el ámbito de gestión, que nos saquen de  paradigmas como el de que hay que “fichar” porque la gente llega tarde, hay que cerrar el almacén de materiales porque si no siempre van a faltar cosas o hay que tener procedimientos muy concretos y afinados para realizar cualquier trabajo porque la gente no es capaz de encontrar la mejor manera posible sin la guía que han elaborado otros ”más listos”.

Obviamente no me estoy cargando cualquier tipo de organización, que considero necesaria para evitar que todos hagamos de todo sin saber bien bien quien hace qué, pero si digo que es necesario un cambio de paradigma donde la confianza en las personas y en sus capacidades tenga un espacio de libertad entre tanta norma y procedimiento.

La verdad es que a veces es la propia administración la que nos arrastra al pasado. Recientemente se ha decretado que todos los empleados de las empresas deben fichar a la entrada y salida del puesto de trabajo, y aunque reconozco que esta ley va a servir para evitar muchos abusos, sobre todo en pequeñas empresas, no deja de suponer un retroceso enorme para aquellas que ya habían dado el paso de “confiar” en sus empleados y habían eliminado esas máquinas de control de presencia.

Me cuesta imaginar esa empresa con el vigilante de noche que por iniciativa propia va al aeropuerto a buscar a un cliente rezagado que ha sido olvidado  por comercial, llevándolo al hotel de la forma más natural, y sin hacer de ello un mérito al día siguiente. O el equipo que decide por iniciativa propia a que dedicar su tiempo pensando en las necesidades de la empresa y en aportar el máximo valor posible según su criterio. O pensar que toda la gente integrará mejor la visión empresarial cuando sea libre de tomar decisiones propias en un escenario de delegación, confianza y apoderamiento generalizados.

Son ideas fantásticas que deberían orientar nuestra estrategia de relación con las personas de la empresa, que en muchos casos podrán ser motivo de grandes éxitos, pero que necesitan de un grado de madurez empresarial y profesional también muy grandes.

Un grado de madurez que creo que no existe aún en muchas de las empresas que conozco pero que no debe ser un impedimento para ir liberándonos en lo posible, poco a poco, de muchas normas y procedimientos que impiden que cada uno se sienta como su propio jefe y persiga sus objetivos con toda la fuerza y energía de la que es capaz.

saludos
Francesc

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